
El Museo de Artes y Tradiciones Populares “Luis Repetto Málaga” (MATP) es una institución museal universitaria que, desde su creación, se dedica a la recolección, salvaguarda, conservación y difusión del arte popular de peruano. Fue fundado el 25 de octubre de 1979, como una unidad del Instituto Riva – Agüero (IRA) de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP).
Albergamos la colección privada más importante del arte popular peruano, con aproximadamente diez mil piezas organizadas en lo que Luis Repetto llamó una “colección de colecciones”, las cuales reflejan la cosmovisión, costumbres, formas de vida, tradiciones e historia de los pueblos que las crearon. El MATP “está dedicado a inculcar el reconocimiento y valoración de nuestra cultura originaria, no sólo en sus expresiones materiales sino también en la preservación de nuestro patrimonio inmaterial recuperando, conservando y apoyando la difusión la literatura oral, música y danza” (Repetto,1989, p.93).
Trabajamos a partir de la participación activa de los artistas y los públicos, con una perspectiva intercultural e inclusiva, conscientes de la diversidad cultural de nuestro país y fomentando el desarrollo del pensamiento crítico en las audiencias.
En tanto museo universitario estamos al servicio de la investigación y la formación, en estrecha colaboración con estudiantes e investigadores tanto de la PUCP como de toda institución local o extranjera que requiera consultar nuestras colecciones o proponer intervenciones en los espacios expositivos en los que intervenimos.
Equipo de trabajo
Claudio Mendoza Castro
Gabriela Mellado Merino
Claver Lupu Peña
Martha Solano Ccancce

Luis Repetto Málaga (1953-2020) fue un gran amante del Perú y sus tradiciones, que comenzó su acercamiento a nuestra cultura material e inmaterial desde muy joven. Solía recordar que sus primeros ahorros infantiles los gastaba comprando “esas piezas andinas” que llegaban a las ferias artesanales del Mercado “El Porvenir” en los años sesenta.
En 1970, cuando trabajaba en las Empresas Eléctricas del Perú, su interés por conocer más sobre nuestra cultura lo llevó a buscar un lugar donde aprender folclore. Así, llegó al Instituto Riva-Agüero, donde conoció a la doctora Mildred Merino de Zela, destacada etnógrafa y folclorista peruana, quien dirigía el entonces Seminario de Folclore en el Instituto. Ella lo tomó como su alumno y le presentó a importantes investigadores del folclore nacional e internacional. Por esos años conoció a otra de sus musas, Rosa Alarco Larrabure, folclorista y musicóloga nacional que, conectada con el mundo cultural peruano e internacional en esos años, lo hizo descubrir otro interés que luego sería su pasión: los museos.
En 1975, la entrega del Premio Nacional de Cultura de Fomento a las Artes al destacado retablista ayacuchano Joaquín López Antay generó una serie de debates entre quienes no lo consideraban merecedor del galardón, debido a que no tenía una formación artística académica, y quienes entendían que su arte era una manifestación de la cultura humana. Estas discusiones fueron el germen de la idea y la necesidad de tener un espacio donde se recolecte, se conserve y se difunda el arte tradicional de nuestro país. Lucho compartió esta propuesta con Mildred Merino y Rosa Alarco, quienes lo apoyaron rotundamente. Así, el 25 de octubre de 1979 se inauguró el “Museo de Arte Popular” del Instituto Riva-Agüero (IRA) de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP).
Siempre con el foco en llevar al museo al más alto nivel, Lucho siguió una maestría en museología en México, en tanto que, con perseverancia, amor y pasión, fue recibiendo y buscando colecciones que desinteresados personajes e investigadores como Mariano Benites, Elvira Luza y la misma Mildred Merino donaron al joven museo, comenzando a formarse el acervo de nuestra institución.
Con el pasar de los años, muchas más personas, empresas e instituciones apoyaron el esfuerzo de Lucho Repetto y el Museo de Arte Popular: Gertrude Solari, los herederos de Arturo Jiménez Borja, los herederos de Guillermo Ugarte Chamorro, José Respaldiza, Doris Gibson, San Miguel Industrial, el Banco de Crédito del Perú, PlusPetrol, PromPerú, entre otras, le confiaron sus valiosas colecciones.
En 1993, a iniciativa de Juan Ossio, el museo cambió su nombre a “Museo de Artes y Tradiciones Populares” del Instituto Riva-Agüero de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Con esta nueva denominación, Lucho quiso mostrar que el acervo de nuestra institución iba más allá de la cultura material, pues se consideraba el concepto de “tradiciones”, que incluye las manifestaciones culturales inmateriales de nuestro país.
A la par con su trabajo en el Instituto, en la década de 1990 formó parte de la generación de gestores que impulsaron la creación del Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica del Perú, donde fue director de exposiciones y galerías, y responsable de la gestión y montaje de muchas exhibiciones nacionales e internacionales durante casi diez años. En esa misma época, ocupó además el cargo de director nacional del Instituto Nacional de Cultura.
Tras la llegada del nuevo siglo, Lucho continuó con mejoras en la museografía y los espacios de almacenaje de nuestro museo. Desde el 2003 se empezaron a realizar exhibiciones temporales (tres o cuatro veces al año), lo que dio movimiento y vida a la institución, permitiendo mostrar a los visitantes diferentes líneas artesanales y manifestaciones culturales de todas las regiones del país. Fue también en estos años que, junto a otros compañeros del mundo museístico, coordinó la creación del Comité Peruano del Consejo Internacional de Museos (ICOM-Perú), que forma parte del ICOM Internacional, organismo de la UNESCO que se encarga de velar por el desarrollo profesional y técnico de los museos a nivel mundial.
Su labor no se limitó al mundo de los museos, sino que se hizo extensiva a otros espacios culturales que necesitaban implementar acciones para su preservación y difusión, por lo que participó en la creación y desarrollo de la Red Iberoamericana de Valoración de Cementerios Patrimoniales y del Comité Peruano de Patrimonio Industrial.
En el año 2014 recibió la distinción como Persona Meritoria de la Cultura Peruana por parte del Ministerio de Cultura, por su destacada labor a lo largo de más de cuatro décadas en favor de la cultura nacional.
Sólo resta decir que Luis Repetto Málaga fue un incansable gestor cultural y museólogo que entendió el valor del patrimonio cultural y sus manifestaciones materiales e inmateriales como uno de los componentes más importantes de nuestra identidad nacional. Su presencia fue ese motor que impulsó tanto la salvaguarda de nuestro patrimonio como la gestión museológica en el país.
Descansa en paz, querido Lucho.