Hasta mediados del siglo XX pocas mujeres estuvieron permitidas de estudiar en la universidad y de ejercer carreras profesionales. Más aún, incluso cuando fue posible la entrada de las mujeres a la universidad, no se permitió que desarrollaran sus carreras profesionales aduciendo factores biológicos, un frágil sistema nervioso y capacidades mentales limitadas, y sociales, necesidad de atender a sus esposos e hijos. Esto no significó tampoco una exclusión total del mundo de las ciencias médicas y de la salud, sino una incorporación limitada a aquellas áreas acordes a lo que se entendía eran las capacidades de las mujeres y subordinadas a profesionales hombres. Lealtad, disciplina y orden eran valores asociados a la mujer y considerados valiosos para ciertas áreas de la salud. La investigación buscará entender los prejuicios que existían hacia la participación de la mujer en las ciencias de la salud, así como los cambios políticos y sociales que eventualmente llevaron a repensar la participación femenina en las ciencias hacia mediados del siglo XX.