La última tarde (LUT) es una conmovedora película de amor del director Joel Calero que debe verse no solo porque está muy bien hecha, sino porque es muy oportuna para un momento como el actual del Perú en el que sería valioso empezar a hablar desde enfoques distintos a los usuales sobre la tragedia del terrorismo.
Decía que LUT es una película de amor, aunque lo apropiado sería decir que es sobre el desamor de una pareja de esposos magníficamente interpretados por Lucho Cáceres y Katerina D’Onofrio que, 19 años después de su abrupta separación, se reencuentran para firmar los papeles del divorcio.
Sin embargo, un papeleo pendiente les abre la oportunidad inesperada a Laura y Ramón de conversar, por unas horas, sobre lo que pasó con sus vidas en esas dos décadas.
El diálogo entre ambos es rico e intenso. Al comienzo, sobre lo que hicieron con sus vidas desde que ella lo abandonó desapareciendo sin ninguna explicación, y en donde lo más conmovedor de la conversación no es lo que se dicen sino lo que no se dicen.
Porque lo particular de esta pareja de esposos que quiere legalizar su separación es que se trata de dos ex terroristas que examinan, con amor y desamor, sobre los motivos de su ruptura personal pero, también, sobre su ruptura con Sendero Luminoso o el MRTA, algo que no queda claro.
LUT es una película que debe verse porque está muy bien hecha pero, más aún, porque ya es momento de que el Perú hable de lo que pasó en esas dos décadas del terrorismo desde miradas distintas a las convencionales.
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